La revolución de los productos financieros: minicréditos y créditos rápidos

Ni colas, ni papeleos, ni complicaciones, ni largas esperas

Cuentas y más cuentas, ejercicios de malabares con las matemáticas, ajustes en las compras, recortes en caprichos y un sinfín más de piruetas. Todo esto no forma parte de una actuación circense, sino de la situación real con las que muchas familias se encuentran a cada mes que pasa para intentar pasar los siguientes 30 días sin miedo a quedar en números rojos.

La situación económica en muchos hogares dista de ser el paradigma del bienestar. Tener que repasar cada compra y mirar la cuenta de ahorro son cosas que se convierten en una constante y con la que se da forma a un frágil castillo de naipes que, en el momento en el que surge un gasto imprevisto, se desploma con total facilidad.

Situaciones como una multa, una avería o cualquier otro gastos imposible de prever pueden ser toda una hecatombe para economías domésticas ya ajustadas. A raíz de este problema tan tristemente extendido, las compañías financieras se han puesto manos a la obra para ofrecer productos financieros con los que ayudar a superar estos baches. Propuestas económicas al alcance de cualquier bolsillo y con la flexibilidad suficiente para evitar inconvenientes a la hora de tramitar los pagos.

Mini créditos y créditos rápidos, una solución del siglo XXI

Así, hace unos años pudimos ver el nacimiento de los créditos rápidos. Préstamos con una tramitación extremadamente sencilla que echaban por tierra la típica idea de los largos plazos de espera, la elevada densidad burocrática y el continuo trajín del papeleo para poner sobre la mesa algo fácil, sencillo y repleto de comodidades. Aunque, evidentemente, no exento de responsabilidades.

Son cuantías que, tras realizarse la pertinente solicitud y en caso de aprobarse, se ingresan en cuenta en plazos que a veces no superan las horas desde que se rellena el formulario. Su funcionamiento hace honor a su nombre, trayendo consigo un proceso extremadamente rápido y sin mayor complicación que la de hacer una llamada o entrar a una web para introducir una serie de datos necesarios.

Otra variante son los minipréstamos. Se caracterizan por ofrecer cantidades bastante inferiores a los tradicionales, unos 300 euros de media, pero por incluir ventajas imposibles de disfrutar con otros productos económicos. Por ejemplo, los interesados pueden pedir un mini préstamo sin intereses gracias a las promociones especiales de algunas entidades financieras. Así, tienen solo que pagar por el dinero que solicitan, sin tener que cubrir además otros gastos adicionales que suelen inflar las cifras de forma considerable.

Su procedimiento de solicitud es idéntico al de los préstamos rápidos y otros tantos créditos que llevan unos pocos de años ganando tanto en popularidad. Gracias a estas facilidades y, sobre todo, a la rapidez con la que se solicitan y con la que se conceden, se convierten en una solución rapida para imprevistos

El uso de internet, además, ha sido uno de los grandes propulsores de estas propuestas económicas. Aunque antes también se podían tramitar de forma rápida y sencilla con una llamada telefónica, ahora el usuario puede hacer lo mismo desde el sofá de su casa y con su teléfono en mano. Solo hace falta entrar en la red, visitar la web de la financiera en la que esté interesado y seguir los sencillos pasos que hacen falta para cumplimentarlo todo.

Tras esto, el resto es esperar unos segundos a recibir una respuesta y, si se concede, esperar unas cuantas de horas para ver cómo el ingreso se efectúa. Sin apenas complicaciones, has solucionado un problema económico que te estaba apretando las tuercas, y te has ahorrado la complejidad y el tedio que supone pedir ayuda a cualquier entidad bancaria.

Y son mejoras como esta las que hacen que podamos pensar en las grandes compañías también como organizaciones interesadas en ofrecer al público algo acorde a sus necesidades y a los tiempos que corren. Los créditos rápidos y los minicréditos son tan solo la evolución natural de algo que necesitaba un cambio, de algo que traía más complicaciones que soluciones.

Así, y apoyándose en el cada vez más extendido uso de las nuevas tecnologías, tenemos ante nosotros una solución más que idónea para inconvenientes que, en otros tiempos, habrían parecido algo imposible de arreglar. Aunque también cabe decir, como ya se ha señalado previamente, que usar estos productos financieros es algo que trae consigo unas responsabilidades ineludibles. Solicitarlos supone asumir un gasto que se ha de realizar en plazos y que, evidentemente, añade algo más a tener en mente a la hora de hacer las cuentas cada mes.

En este sentido, las financieras suelen otorgar ciertos márgenes y ofrecer prórrogas para quienes no logren llegar a los plazos. Sin embargo, no es nada recomendable en caso de querer volver acudir a ellos para solicitar otro tipo de crédito.

Son una solución ideal, por supuesto, pero no son algo que carezca de obligaciones.