El ritmo de crecimiento que puede llega a tener un emprendedor con su negocio recién creado (o ‘startup’ como lo oímos y leemos últimamente) y las cualidades y habilidades que adquiere cuando genera la idea, moldea y da forma a su plan de negocio y da por fin el pistoletazo de salida al proyecto, al cual ha dedicado muchísimas horas y esfuerzo, tanto de planificación como de búsqueda de fondos para poder poner en marcha el negocio, querrían ser imitadas por las grandes compañías.
Todos, tanto si somos empleados, altos ejecutivos de una compañía o nos disponemos a crear un negocio, deberíamos aprender de los emprendedores. Su trabajo, esfuerzo, constancia, aprendizaje continuo, superación de dificultades (que pueden ser muchas en los inicios) y la dedicación constante posterior para hacer crecer su negocio son dignos de alabar, e incluso se trata de una serie de cualidades que podríamos extrapolar a nuestra vida privada para resolver nuestras dificultades. Y además, su flexibilidad para el cambio y su capacidad de adaptación son encomiables.
Y no te quedes tumbado en el suelo si tu idea tropieza, no funciona y fracasa. Levántate, no es ningún fracaso. Tómalo como una lección más de aprendizaje..¡¡y adelante de nuevo!!.
Espero que os anime.
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